Crítica teatral: «Blancanieves», el truco
La Muestra Nacional de Dramaturgia, en su versión vigésima, llega a la ciudad de Ovalle con la obra Blancanieves, escrita por Karen Bauer, invitando al espectador a velar el sueño de una niña traumatizada por la guerra, el hambre, la violencia; que debe transitar por un campo minado de amenazas y peligros. Un acercamiento al proceso que ella llama de quebrantamiento al cual es sometido lo femenino y que comienza en la niñez.
La puesta en escena la desarrollan un elenco formado por una actriz y dos actores que se intercambian el rol de Blancanieves, cuyo cuento original se derrite lentamente en cada copo del monólogo negro y desesperanzador.
Si bien en el relato dramatúrgico se logra reconocer la estructura del cuento original de los hermanos Grimm, lo que comienza a emerger de las imágenes que nos transmiten los actores en su personificación estética es el transitar transgénero de Blancanieves en el periodo adolescente, donde surgen las dudas, conflictos y la necesidad de vincularse a determinado género y orientación sexual.
En este contexto de metamorfosis, el personaje se enfrenta al miedo, odio, desconfianza, incomodidad, o no aceptación de las personas transgénero, y al viaje interior de no comprenderse como tal. En ese sentido, los elementos del cuento original se transforman: el espejo daría cuenta de la experiencia de reconocerse o no en el género que este proyecta, proceso que podría ser acompañado de confusión y rechazo; la bruja parece representar a los cercanos que no entienden la identidad diferente; el bosque es el espacio donde se produce la confusión de no saber quién se es, lugar de desconcierto, soledad, aislamiento y desesperanza; los enanos simbolizan las creencias y actitudes negativas, los prejuicios, los ataques de la sociedad, el miedo irracional expresado en insultos, lenguajes despectivos, abuso e incluso violencia; la manzana puede ser vista como la depresión que lleva al suicidio, a no querer despertar; y el príncipe, como la utopía de una sociedad respetuosa y abierta a un nuevo arquetipo.
Podríamos señalar así -siguiendo con un elemento central de la puesta en escena- que en cierto modo la dirección de la obra parece truquearle el género al texto dramatúrgico, donde Blancanieves ya no es una niña.
Habrá que volver la mirada atrás para descubrir, desde una re-lectura en la historia de la dramaturgia nacional, si existen propuestas que desmonten los roles como un anti-arquetio, como lo presenciamos en el estreno. De momento, las expectativas de ver a la adolescente yaciendo en el bosque, esperando su príncipe azul, no parece posible.
La compañía de juguetes Mattel, empresa creadora de Barbie y Ken (icónicos ejemplos de roles de género tradicionales) se adelantó dos meses al estreno de Blancanieves, con su rupturista lanzamiento de la línea Creatable World de juguetes no binarios, que se compone de muñecxs de género neutro, con el objetivo de incluir a más identidades, tratando así, de no limitarse a juguetes de niño o niña, sino tener en cuenta a personas trans, no binarias y de género fluido.
En el ámbito nacional y como ejemplo de cambio cultural, se aprobó la Ley N° 21.120 que en su artículo 1 reconoce el Derecho a toda persona cuya identidad de género no coincida con su sexo y nombre registral, a solicitar la rectificación de estos. Shane Cienfuegos pasó a la historia por ser quien obtuvo el primer carnet de identidad no binario en Chile.
Estos ejemplos operan de contexto de época para obras como Blancanieves, donde se invita a reflexionar de manera concreta en torno a nuestra propia identidad y en la posibilidad de remirar las definiciones fijas y rígidas que nos han acompañado por tanto tiempo respecto de la forma de ser de lo humano.
Por Luis Ríos
*Esta crítica teatral fue escrita en el marco de la realización del tercer ciclo de la Escuela de Espectadores del Teatro Municipal de Ovalle, instancia formativa que permite a sus públicos ampliar la lectura, comprensión y valoración de las creaciones artísticas, fomentar el diálogo entre el público y los creadores, alentar el desarrollo de un pensamiento crítico frente a los trabajos escénicos y formar públicos para las artes de manera independiente. Para más información, visita www.tmo.cl.